La foto podría repetirse, en el mismo sitio, la misma ciudad y con los mismos protagonistas. En pleno aislamiento, Putin habría buscado un encuentro con el líder norcoreano, con Kim Jong-un, al que le ha prometido tecnología nuclear, submarinos y satélites, a cambio de que éste le dé armamento para su guerra en Ucrania.

De él quiere misiles, munición y artillería. Y el dictador norcoreano estaría por la labor de proporcionárselas al ruso a cambio de tecnología nuclear, satélites y submarinos.

Las negociaciones estarían tan avanzadas que Kim Jong-un iría a salir de su país, cosa rara, para cerrar el trato. Aunque tampoco se alejaría mucho. El líder norcoreano viajaría en tren blindado hasta Vladivostok, la ciudad rusa más cercana a la frontera. Algo así como Madrid-Gibraltar. Allí se vieron ya en 2019.

Así lo afirman medios e inteligencia estadounidense. Mientras, el Kremlin ni confirma ni desmiente. "Como buenos vecinos", dijo entonces el ruso.

Estados Unidos ya se ha pronunciado sobre este tipo de acercamientos rusos. "Rusia recurre a regímenes canallas para intentar conseguir armas y equipos para mantener su brutal guerra de agresión", expresaba la semana pasada Linda Thomas-Greenfield, embajadora de EEUU ante la ONU.

La comunidad internacional mira con preocupación este acercamiento y le recuerda a Pyongyang su compromiso, públicamente reiterado, de no suministrar armas a Moscú.