La imputación del expresidente de Estados Unidos Donald Trump por el conocido caso Stormy Daniels, que investiga los pagos del magnate a una actriz porno para ocultar una relación extramatrimonial en plena campaña electoral, ha enturbiado precisamente el horizonte del antiguo mandatario, que quiere volver a presentarse a la Casa Blanca.

Legalmente, ni una imputación ni una condena podría impedir que Trump fuera el candidato del Partido Republicano en las elecciones presidenciales de 2024, como tampoco que fuera elegido para un segundo mandato. Sin embargo, ahora se abre un abanico de posibilidades para el expresidente.

Por un lado, que la imputación provoque que su principal contrincante republicano, el gobernador de Florida, Ron DeSantis, pueda aprovechar esta imputación o posible condena para relanzar su figura y asegurarse la nominación ante Joe Biden, que previsiblemente buscará la reelección el año próximo. Curiosamente, y si Trump se niega a ser entregado a las autoridades de Nueva York, sería DeSantis el encargado de firmar una orden judicial para extraditarlo a la Gran Manzana.

Por otro, Donald Trump, que ya caldeó el ambiente adelantando que sería arrestado por este caso -algo que no sucedió-, podría aprovecharse de esta "caza de brujas", como él lo llama, para relanzar su candidatura y unir a su base electoral de cara al año que viene.

De momento, es difícil saber las consecuencias de un caso que podría alargarse hasta entrado el año que viene. Según los expertos consultados por Reuters, el juicio podría producirse en plena campaña electoral o, incluso, tras las presidenciales. De media, un caso criminal en Manhattan, donde se investiga al magnate, tarda más de 900 días en pasar de la fase de acusación al veredicto del tribunal. Por lo que el resultado judicial podría conocerse con Trump, si es elegido, de nuevo en la Casa Blanca.