Los afganos siguen ansiosos por salir de su país. Más bien, están desesperados. Suplican por que les dejen entrar al aeropuerto y coger un avión que les aleje de la pesadilla. Pero muchos aún no pueden. Es el caso, como se puede apreciar en las imágenes, de unos niños siendo consolados por militares que están dentro del aeropuerto para evitar las caóticas imágenes del lunes.

Así, el caos ahora está fuera. Los talibanes, que controlan los accesos, disparan al aire para evitar el descontrol de la población. Pese a la violencia empleada, un alto militar británico asegura que, con ellos, las calles de la capital están seguras. "Nos están ayudando en el aeropuerto. Esa parece ser una relación muy sencilla. Mantienen las calles de Kabul muy seguras y de hecho muy tranquilas".

Así se ha expresad Nick Carter, jefe del Estado Mayor de Defensa de Reino Unido. Sin embargo, la realidad es otra. A pesar de que los militantes dijeron que no habría violencia y declararan una amnistía general, no están cumpliendo lo que anunciaron. Se ve en las propias calles, donde se ha podido grabar a un talibán apuntando a un civil con un lanzagranadas en plena calle.

Para los delitos menores, han empezado a aplicar su propia justicia. Por ejemplo, a un hombre le han pintado la cara de negro, le han atado y le han exhibido para humillarle por supuestamente robar un vehículo. También han comenzado a destruir algunas estatuas; esta vez, la de un exdirigente político antitalibán. Una imagen que recuerda a la de hace 20 años cuando destruyeron los budas de Bamiyán.