La primera ministra sueca, la socialdemócrata Magdalena Andersson, ha dimitido de su cargo apenas siete horas y media después de ser elegida por el Parlamento de su país para liderar un Gobierno en minoría de su partido junto a los Verdes.
La razón es que el Parlamento, horas después de elegir a la primera mujer al frente del Ejecutivo sueco, votó a favor de un proyecto de Presupuestos presentado por la oposición de derecha y extrema derecha xenófoba. Los ecologistas, para evitar gobernar con unas Cuentas elaboradas por la oposición, han optado por abandonar el Ejecutivo, obligando a Andersson a presentar su dimisión para volver a presentarse y obtener la confianza para gobernar en solitario.
Andersson fue elegida a las 10 de esta mañana con 117 votos a favor, 174 en contra y 57 abstenciones, con lo que se cumple la condición establecida en el sistema sueco para ser primer ministro: no tener la mayoría de la Cámara en contra, fijada en 175 escaños.
La elección de Andersson estaba asegurada tras cerrar anoche un acuerdo con el Partido de Izquierda Socialista, que incluye una mejora a las pensiones más bajas y que cierra dos semanas de negociaciones desde que recibió el encargo para formar gobierno.
Andersson ya tenía comprometida desde hace semanas la abstención del Partido Centrista, con el que tiene un pacto desde enero de 2019, aunque se arriesgaba a que si hacía demasiadas concesiones a los socialistas, aquel le retirara su apoyo.
La líder centrista, Annie Lööf, comunicó que su formación no votaría las Cuentas del Ejecutivo porque había negociado directamente con la Izquierda Socialista, lo que ha provocado que los presupuestos presentados conjuntamente por conservadores, democristianos y el ultraderechista Demócratas de Suecia (SD) salieran adelante.
Hasta las elecciones generales de 2018, todos los partidos rechazaban colaborar activamente con el SD por su tinte xenófobo, lo que provocó en esta legislatura un pacto de los socialdemócratas con dos fuerzas de centro que le ha permitido gobernar desde entonces.
Pero tanto conservadores como democristianos han modificado su postura y aceptan abiertamente ahora negociar con el SD, aunque aseguran que no incluirán a esta fuerza en un hipotético gobierno salido de los próximos comicios legislativos de septiembre de 2022.
La llegada al poder de Andersson ha venido provocada por la inesperada renuncia de su predecesor, Stefan Löfven, que anunció en agosto de forma inesperada que dejaría a todos sus cargos para facilitar la situación a su sucesor de cara al futuro. Löfven, que encabezaba un ejecutivo rojiverde en minoría desde 2014, se había convertido a finales de junio en el primer jefe de Gobierno sueco en ejercicio en perder una moción de censura, presentada por la Izquierda Socialista para frenar una reforma del régimen de alquiler de viviendas.
La retirada del proyecto a cargo de los centristas allanó sin embargo el camino para que Löfven pudiese ser elegido de nuevo primer ministro un par de semanas después.
Magdalena Andersson, de 54 años, es ministra de Finanzas desde 2014 y una de las figuras con mejor imagen en el gobierno.