Bomberos ucranianos retiran escombros tras una noche de intensos bombardeos en Kramatorsk, ciudad en el este del país. Entre la destrucción consiguen rescatar a algún civil y a sus mascotas.

Se viven horas complicadas también en la vecina Sloviansk, donde Rusia ha atacado una escuela. Múltiples agresiones que llegan poco después de la caída de Avdivka, una de las derrotas más simbólicas y que muestran la superioridad rusa de las últimas semanas. Según fuentes ucranianas, 47.000 rusos han muertos o resultado heridos en esta conquista.

La pérdida de esta ciudad ya ha provocado las primeras reacciones de los aliados. Desde Estados Unidos, Joe Biden confía en conseguir más fondos con un claro objetivo: "He hablado con Zelenski esta tarde para evitar que Rusia siga invadiendo el país. Hay mucho en juego".

En Europa, Borrell exige que la ayuda llegue porque "estamos en situación de guerra". "Hay que seguir apoyando a Ucrania militar y económicamente", asegura.

Por su parte, el primer ministro checo asegura haber encontrado 800.000 proyectiles que cederá para la contraofensiva y la primera ministra danesa pide actuar "ya" mostrando su sólido compromiso donando "toda la artillería", además de "defensa aérea" que ellos no tienen que "usar en este momento". De hecho, fue ella quien firmó el pasado agosto un acuerdo de entrega de los tan ansiados F16, cazas que, según el gobierno lituano no llegarán a Ucrania hasta junio.