El presidente de Malí, Ibrahim Boubacar Keita, ha anunciado su dimisión y la disolución del Parlamento y del Gobierno, horas después de su secuestro junto al primer ministro, Boubou Cissé, por un grupo de militares rebeldes.

"Nuestras Fuerzas Armadas concluyen que esto debe terminar con su intervención, me someto a ellas porque no quiero que se derrame sangre para mantenerme en el poder", ha anunciado Keita, a través de un mensaje en la televisión estatal.

Durante su discurso televisado, IBK, como se le conoce popularmente, dio a entender que renuncia forzado por los militares participantes en el golpe de estado: "¿Tengo acaso otra opción?", se preguntó.

Tanto él como Cissé habían sido detenidos horas antes por un grupo de soldados rebeldes cuando se encontraban en la residencia del presidente en Sebenikoro, tras un motín en un cuartel del Ejército en la localidad de Kati, a 15 kilómetros de Bamako.

"Quisiera en este preciso momento, mientras agradezco al pueblo de Malí su apoyo durante estos largos años y la calidez de su afecto, comunicarles mi decisión de dejar mis funciones a partir de este momento, con todas las consecuencias legales: la disolución de la Asamblea Nacional y la del Gobierno", ha añadido Keita.

"Durante siete años tuve la alegría de intentar restaurar este país lo mejor que pude", ha afirmado al inicio de su discurso, en el que aseguró que "estaba convencido del esfuerzo que suponía mejorar el Ejército de Malí".

"Después de semanas de turbulencias, hubo varias manifestaciones salpicadas lamentablemente por víctimas con las que me solidarizo, pues nunca lo quise, todo el país lo sabe", ha agregado, en alusión a la muertes de varios manifestantes el pasado 10 y 11 de julio al ser reprimidas por las autoridades unas protestas celebradas en las calles la capital.

Los amotinados anuncian un gobierno de transición

Los soldados amotinados han anunciado este miércoles que planean formar un gobierno civil de transición que convocará nuevas elecciones. En un comunicado televisado, un portavoz de los rebeldes, autodenominados "Comité Nacional para la Salvación del Pueblo", afirmó que decidieron actuar para evitar que el país se sumiera más "en el caos".

Flanqueado por soldados, el coronel Ismael Wague animó a la sociedad civil de Malí y a los movimientos políticos a unirse a ellos para crear las condiciones para una transición política que lleve a unas elecciones. "Nuestro país se está sumiendo en el caos, la anarquía y la inseguridad en gran medida por culpa de las personas que están a cargo de su destino", aseveró.