El primer ministro de Hungría, el ultranacionalista Viktor Orbán, y el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, han mantenido una conversación con la que han aparcado las diferencias que se hacían visibles en los últimos meses. El más importante de los anuncios que ha motivado esta distensión en las relaciones lo ha hecho Orbán, al confirmar que Hungría apoyará la aspiración de Ucrania de integrarse en la Unión Europea.

Zelenski ha calificado de "fructífera" esta conversación, y ha dado las gracias a Orbán por respaldar la concesión del estatus de candidato de Ucrania dentro de la UE. Los Veintisiete, por lo pronto, ya han avalado a nivel de embajadores el informe de la Comisión Europea que respalda la concesión del estatus de país candidato.

Además, el presidente ucraniano ha agradecido a Hungría la acogida de refugiados. En este contexto, Orbán ha recordado que cerca de 800.000 personas han cruzado la frontera común.

Por su parte, el húngaro ha asegurado que su país está dispuesto a cooperar con el vecino país atacado por Rusia en temas energéticos, en el transporte de granos ucranianos y recibiendo a estudiantes ucranianos.

Esta situación se desmarca de la adoptada por Hungría hasta ahora desde el inicio de la invasión rusa. Orbán, considerado el mejor aliado del presidente ruso, se ha opuesto no sólo a enviar armas a Ucrania, sino también a que otros gobiernos utilicen su territorio para el tránsito de estos equipos. También ha ralentizado o incluso bloqueado la adopción de sanciones contra Rusia por parte del conjunto de la UE.

La relación personal entre Zelenski y Orbán también ha sido tirante y el mandatario húngaro llegó a calificar al ucraniano como un "oponente" tras su reciente victoria electoral.