La portavoz de la Casa Blanca, Kayleigh McEnany, anunció este lunes que ha dado positivo por COVID-19, menos de cuatro días después de que el presidente estadounidense, Donald Trump, y la primera dama, Melania Trump, confirmaran que se habían contagiado de la enfermedad.

"Tras dar negativo constantemente en los tests, incluido cada día desde el jueves, este lunes he dado positivo por COVID-19, aunque no experimento ningún síntoma", escribió McEnany en un comunicado publicado en su cuenta de Twitter.

La portavoz de Trump hizo el anuncio menos de 24 horas después de haber dado una breve rueda de prensa sin llevar mascarilla desde el jardín delantero de la Casa Blanca, en la que respondió a las preguntas de los periodistas durante alrededor de un minuto, algo que también hizo el pasado viernes. Con el contagio de McEnany, ya son doce, sin contar al propio Donald Trump, las personas del círculo del presidente que han dado positivo por COVID-19, y cinco en total las que trabajan en la Casa Blanca.

Esos cinco enfermos de la Casa Blanca son, además de la portavoz, la primera dama, Melania Trump; la asesora presidencial Hope Hicks; el asistente personal del mandatario, Nick Luna; y un funcionario que trabaja en la oficina de prensa del Ala Oeste, que no ha sido identificado.

Además, otras siete personas cercanas a Trump han dado positivo: el jefe de su campaña de reelección, Bill Stepien; su exasesora Kellyanne Conway; la presidenta del Comité Nacional Republicano (RNC), Ronna McDaniel; los senadores republicanos Mike Lee, Thom Tillis y Ron Johnson; y el exgobernador de Nueva Jersey, Chris Christie.

Mientras, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, hospitalizado tras haber contraído coronavirus, ha despertado este lunes con ganas de dejar claro que sigue en campaña, publicando una ráfaga con una veintena de tuits pidiendo el voto.

A partir de las 06:30 horas (hora local), Trump empezó a tuitear desaforadamente una cascada de mensajes cortos -todos ellos en mayúsculas- en los que instaba a sus seguidores a votar por él en las elecciones presidenciales del próximo 3 de noviembre, mencionando lemas de su campaña y supuestos logros de su gobierno.

La última vez que se le vio fue dentro de un coche blindado, con mascarilla, y con las ventanillas cerradas en un paseo en el que su único propósito ha sido el de saludar por sorpresa a los simpatizantes que se encuentran fuera del centro hospitalario para animarlo.

Para uno de los responsables médicos del hospital donde está ingresado el mandatario es un irresponsabilidad escandalosa. Así lo ha denunciado a través de su cuenta persona de Twitter: "El vehículo del presidente no solo está blindado, sino que está sellado herméticamente contra ataques químicos. El riesgo de transmisión de COVID-19 es el más alto posible a excepción de procesos médicos. La irresponsabilidad es escandalosa. Lo siento por los agentes del Servicio Secreto que se vieron forzados a participar".