El poblado estaba compuesto por una decena de caravanas situadas en un terreno propiedad de la Comunidad Urbana de Lille, de la que forma parte Roubaix, precisó. Las "condiciones insalubres" del lugar fueron la motivación que llevó a las autoridades a ordenar su evacuación, agregó.

El alcalde de la ciudad, Pierre Dubois, señaló en un comunicado que la localidad acoge desde 2009 a tres decenas de gitanos en una "ciudad de inserción", pero estimó que el municipio no dispone de medios para albergar a más miembros de ese colectivo "de gran pobreza".

La delegación del Gobierno señaló que, tal y como exige la ley, se propusieron viviendas alternativas a las personas más frágiles del campamento, mientras se organiza el regreso a sus países de origen. El pasado día 18 se procedió a la evacuación definitiva del mayor campamento de gitanos que había en la aglomeración de Lille.

Este nuevo desmantelamiento se produce en medio de la polémica suscitada por las palabras del ministro del Interior, Manuel Valls, sobre la incapacidad de Francia para integrar a los gitanos, que en su opinión debían ser expulsados a Rumanía y Bulgaria, de donde proceden. Esas declaraciones suscitaron duras críticas a Valls, procedentes de asociaciones de derechos humanos pero también de miembros del Ejecutivo.

La ministra de Vivienda, la ecologista Cécile Duflot, consideró que su colega de Interior actuaba como el expresidente conservador Nicolas Sarkozy al estigmatizar a una población y pedía al actual jefe del Estado, el socialista François Hollande, que le llamara al orden.

Numerosas personalidades del Partido Socialista salieron en defensa de Valls, como el presidente de la cámara de diputados, Claude Bartolone, que consideró que el político "ejerce su función de ministro del Interior.

Al tiempo, criticó duramente a la comisaria europea de Justicia, Viviane Reding, que había criticado también las palabras de Valls y de la que dijo en la radio "Europe 1" que "en lugar de dar lecciones debería ir a ver lo que pasa en el terreno".