De momento, la Policía sigue sin encontrar el aparato concreto que causó las interrupciones de cerca de 1.000 vuelos entre el 19 y el 20 de diciembre, y que arruinaron los planes de viaje de unas 140.000 personas. El aeropuerto, desde entonces, ha ido operando a marchas forzadas entre nuevos avistamientos que han dificultado todavía más labor de su personal.

La Policía llegó a descartar en un momento la línea oficial de investigación que responsabilizó del caos a estos aparatos, aunque acabó dando marcha atrás en sus declaraciones. "Estoy absolutamente seguro de que había un dron en el momento de la interrupción", ha reiterado York este sábado antes de reconocer que dos de los aviones no tripulados que la Policía estaba investigando ya están fuera de toda sospecha.

York también ha reconocido que "podría haber existido cierta confusión" en posteriores avistamientos de aviones no tripulados. "Claro, hemos lanzado nuestros propios drones para examinar la zona... es posible que la gente se haya confundido", ha dicho.

Mientras, el aeropuerto ha ofrecido una recompensa de unos 55.000 euros a cambio de información que lleve al arresto de los responsables. Una pareja fue detenida y posteriormente liberada sin cargos, entre las disculpas de la Policía.