La polémica en el Parlamento del Reino Unido por un presunto insulto del líder laborista, Jeremy Corbyn, a la primera ministra británica, Theresa May, ha dejado en un segundo plano la crisis del "brexit", causada por la ausencia de un acuerdo a cien días de abandonar la Unión Europea (UE).

Durante la sesión semanal de preguntas a la jefa del Gobierno, May y Corbyn se enzarzaron, como es habitual, en un intenso debate sobre el "brexit", que degeneró en una controversia por el supuesto ataque del líder socialdemócrata.

La Cámara de los Comunes se sumió en el caos después de que el diputado conservador Paul Scully acusara a Corbyn de llamar a May "mujer estúpida", tras ver un vídeo colgado en Twitter por la web anti-Corbyn The Red Roar.

En esa grabación de la sesión parlamentaria puede verse al líder de la oposición aparentemente murmurando esas palabras, después de que la primera ministra se burlara de él usando las coletillas típicas de las "pantomimas" navideñas en el Reino Unido.

En una comparecencia hacia el final de la jornada, Corbyn negó que hubiera dicho "mujer estúpida", condenó el lenguaje "misógino" y aseguró que se refirió en general a la "gente estúpida" que minimiza el problema del "brexit".

El presidente de los Comunes, el conservador John Bercow, concluyó que nadie puede saber con certeza lo que profirió el político, "ni siquiera los profesionales en lectura de labios", por lo que había que aceptar su palabra. Previamente, la alterada bancada conservadora había reclamado a Bercow que amonestara a Corbyn, a quien acusaron de "misoginia" y pidieron que se disculpara.

El diputado James Cleverly aseguró haber oído personalmente el insulto de labios del socialdemócrata, mientras que la laborista Margaret Beckett acusó al partido gobernante de "orquestar una reyerta" antes de que empiece el receso navideño. Por si fuera poco, la líder conservadora en los Comunes, Andrea Leadsom, reprochó a Bercow que una vez él la llamó a ella "mujer estúpida" y después no se disculpó públicamente.

Esta polémica, en una sesión parlamentaria repleta de gritos y mucho jaleo, ocupó el lugar de otros acontecimientos relacionados con el "brexit", como el anuncio del nuevo sistema de inmigración que adoptará el país cuando el próximo 29 de marzo salga del club comunitario.

May ha dicho que el Gobierno mantendrá el actual objetivo, jamás cumplido, de reducir la inmigración neta a menos de 100.000 personas al año, cifra que evitó por su parte el ministro del Interior, Sajid Javid, al presentar las medidas.

Javid ha confirmado que se eliminará el límite de visados a trabajadores cualificados, pero se restringirá el acceso de los de menos cualificación, lo que ha indignado al sector empresarial, que teme una escasez de mano de obra.

La primera ministra también ha asegurado que, cuando la labor parlamentaria se reanude el 7 de enero, revelará los resultados de su diálogo con la UE para mejorar el acuerdo de "brexit", si bien no dio detalles de las reuniones previstas.

Corbyn le ha recordado que no hay nada programado oficialmente antes del Consejo Europeo del 21 de marzo y acusó a la conservadora de intentar "agotar el tiempo" para que los diputados no puedan examinar alternativas si el tratado gubernamental es rechazado.

May se ha reunido también con los líderes de los gobiernos autónomos de Escocia, Gales e Irlanda del Norte, en otro intento infructuoso para que respalden su pacto para el abandono del bloque comunitario.

Al término del encuentro, la ministra principal escocesa, Nicola Sturgeon, indicó que había urgido a May a retrasar la fecha del "brexit" para evitar una salida no negociada.