En respuesta a una
solicitud de información del partido La Izquierda, el Gobierno ha desvelado que
un total de 222 vuelos de deportación de afganos han sido suspendidos porque
los pilotos decidieron no participar en esas operaciones aéreas con destino a
Afganistán, un país considerado seguro por las autoridades alemanas, a pesar de
la violencia que sufre desde hace décadas.
Entre enero y septiembre
de 2017, 85 vuelos fueron suspendidos por la negativa de pilotos de las
aerolíneas Lufthansa y su subsidiaria Eurowings. Un 40 por ciento de los vuelos
tenían como aeropuerto de partida el de Dusseldorf, donde estas deportaciones
suelen venir acompañadas de manifestantes protestando dentro del aeródromo para
tratar de parar el proceso.
La mayoría de los vuelos
suspendidos (unos 140) fueron cancelados en el aeropuerto de Francfort, el
mayor y más importante aeródromo de todo el país. A pesar del repunte en las
deportaciones, Alemania sigue siendo el principal destino para los refugiados y
los migrantes que llegan a la Unión Europea. El país ha procesado en 2017 más
solicitudes de asilo que el resto de países del club comunitario.
Según datos de Eurostat
difundidos por el diario 'Die Welt', la Oficina alemana para la Migración y los
Refugiados (BAMF) ha resuelto 338.201 solicitudes de asilo en los primeros seis
meses de 2017. Conforme las autoridades germanas han acelerado las
deportaciones, el número de solicitantes de asilo que han recurrido sus
expulsiones ha registrado un aumento significativo.
En el primer semestre de
2017, casi todos los segundos fallos de la BAMF sobre solicitudes de asilo han
sido recurridos ante un juez. Esta cifra supone casi el nombre de los recursos
que se habían realizado en el mismo periodo de 2016. Los tribunales suelen dar
la razón en uno de cada cuatro casos de solicitantes de asilo que recurren su
deportación.
Según la cadena de
televisión alemana NDR, los recursos de los solicitantes de asilo le han
costado a Alemania unos 19 millones de euros de enero a noviembre de 2017, un
aumento de 7,8 millones de euros respecto al mismo periodo de 2016.
Con el objetivo de
reducir el número de recursos y acelerar las deportaciones, el Ejecutivo alemán
ha propuesto poner en marcha en febrero de 2018 un programa que dará a los
solicitantes de asilo 3.000 euros como incentivo para aceptar su deportación.