La frontera entre Panamá y Costa Rica es porosa, casi inexistente, un alivio para los migrantes en su camino hacia Estados Unidos que, sin embargo, ya cargan a sus espaldas el peso del trauma por el reciente viaje por la selva del Darién, con violaciones, robos y muerte.

En algunas zonas de la localidad internacional de Paso Canoas es difícil distinguir si uno se encuentra en Panamá o en Costa Rica. Sin control de pasaportes o barreras, los migrantes llegan en autobuses al lado panameño y tras caminar unos metros ya pueden subir a otro vehículo que les llevará al norte, hasta Nicaragua. Pero la facilidad del paso no parece relajar a nadie, que tras unas pocas semanas de viaje en su trayecto hacia Estados Unidos ya han sido maltratados una y otra vez, víctimas de mafias, restrictivas políticas gubernamentales o maleantes.

En ese intento de obstaculizar el avance de los migrantes, ninguna barrera como la selva del Darién, esa frontera natural entre Colombia y Panamá. "Esa experiencia por el Darién es horrible. Allá roban, matan, secuestran, violan. Yo soy una víctima de violación. Eso no se lo deseo a nadie", explica emocionada una mujer colombiana de 50 años, sentada en la estación de autobús del lado costarricense.

"En el grupo de 50 personas que iba conmigo, violaron a cuatro: violaron a una niña de 14 años, una como de 22, la otra como de 38 y a mí. (Los atacantes) nos dijeron que en cinco minutos había que subir una loma, allá en la loma pedían la plata, celulares (...) Entonces después de haber robado la plata y todo, nos separaron a nosotras cuatro del grupo", haciendo descender al resto, detalla.

Solo en los primeros cuatro meses de este año, más de 127.000 migrantes que se dirigen a EEUU llegaron a Panamá tras cruzar la jungla, un número seis veces superior al mismo periodo de 2022, que cerró con la cifra récord de más de 248.000 personas en tránsito.

Se espera además que el intento de alcanzar suelo estadounidense aumente a partir de este jueves, al dejar de estar en vigor el Título 42, una normativa implantada bajo el mandato de Donald Trump (2017-2021) y que permitía deportaciones en caliente con el pretexto de la pandemia.

Roberth Barquero, gestor de movimiento humano de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en el lado costarricense de Paso Canoas, ha explicado que están cruzando a diario desde Panamá entre 1.000 y 1.500 migrantes, lo que supone "un incremento sumamente mayor al del año pasado". extra. Se bajaron.