Benjamín Vidal, alicantino residente en Christchurch, cuenta que llegó a temer por sus hijos. "Hemos pasado a 80 metros de una de las mezquitas. Hemos pasado nervios, sobre todo por saber cuándo podíamos ir a recogerlos (a sus hijos)", relata. "Había un poco de psicosis, mucha policía en la calle", añade.
Lleva un año en la ciudad, en la que nunca pasa nada, pero que en las últimas horas ha vivido el pánico. "Aquí hace tiempo que está todo en calma, pero los helicópteros se están oyendo constantemente", asegura Benjamín.
Jorge Cababelos, un joven arquitecto español, vive al lado de una de las mezquitas y no puede volver a su casa al estar la zona acordonada.
La profesora Dew Herrera se pasó horas encerrada en su centro escolar, lo primero que blindó la Policía. "Tres horas y media de encierro. No me han dejado salir, y después nos han dicho que nos quedamos en casa con todo cerrado. Hemos cerrado todo, puertas y ventanas con llave. Hemos quitado a los niños de la ventana sin saber qué estaba pasando", ha explicado.
La mayoría coincide en que nada será igual tras este ataque a una ciudad abierta con el inmigrante y orgullosamente multicultural.
El vídeo de la matanza en Nueva Zelanda que retransmitió uno de los asaltantes en redes sociales
Uno de los asaltantes retransmitió en directo la matanza en una de las mezquitas de Nueva Zelanda. Vestido con ropa militar disparó a bocajarro con un arma automática. Tras el ataque se le oye reír y cantar al huir en su vehículo.