El conflicto armado en Yemen, el de Eritrea, la Guerra Civil siria y los enfrentamientos en Sudán del Sur son los cuatro puntos más críticos para vivir en el planeta. En todos ellos, más de la mitad de su población necesita ayuda humanitaria. Sin embargo, la pandemia, tal y como señala Raquel González, responsable de Relaciones Institucionales de Médicos Sin Fronteras España, "ha añadido una capa más de complejidad y vulnerabilidad a las crisis humanitarias ya existentes".

Y es que mientras que los fondos se han estancado, con 3.900 millones de dólares en 2020, prácticamente la misma cifra que el año anterior, el número de alertas lanzadas por la ONU ha crecido un 27%. "Por primera vez, los huecos entre lo que se solicita por parte de las organizaciones humanitarias y lo que se ha cubierto es del 52%", subraya Francisco Rey, codirector del Instituto de Estudios Sobre Conflictos y Acción Humanitaria (IECAH), mientras que Raquel González lamenta, en la misma línea, que "hay servicios que se han interrumpido, como las campañas de vacunación, o la atención prenatal y posnatal".

La pandemia, dicen los expertos, ha demostrado la dificultad que tienen las organizaciones internacionales para prevenir las posibles catástrofes. Para Francisco Rey, "el sistema internacional de ayuda humanitaria se ha quedado obsoleto. "Hay que fortalecer los mecanismos de coordinación entre los medios nacionales e internacionales", defiende.

Mientras, la cifra de desplazados sigue creciendo: 82 millones de personas en el mundo son refugiadas o desplazadas, según cifras de finales de 2020. Los expertos añaden: la comunidad internacional no está sabiendo hacer frente a las crisis humanitarias originadas por estos desplazamientos.