Si hay una torre famosa en Italia, es la de Pisa. El monumento, sin embargo, estaba tan inclinado que las autoridades tuvieron que intervenir para que no se cayese. Ahora, el fenómeno vuelve a repetirse, pero esta vez en Bolonia: allí, la torre Garisenda, que data del siglo XII, lleva cerrada desde el año pasado por el riesgo de que se desplome.

Con cuatro grados de inclinación, un informe alertaba hace unas semanas del peligro de derrumbe inminente de Garisenda, una de las famosas Torres de Bolonia. Inmediatamente, se cerró la plaza y se perimetró con contenedores para que, si llega a caerse, los cascotes causen el menor daño posible.

Se trata de uno de los símbolos de la ciudad, un rascacielos medieval construido en el año 1109 cuyo deterioro se ha acelerado en las últimas décadas. Los expertos culpan al material con el que está construida la base y a la extracción de demasiada agua del subsuelo, que habría debilitado la piedra, provocando su hundimiento.

Si nos fijamos en las imágenes recogidas en el vídeo, se aprecia que a la torre parece faltarle un tramo. Y es que, efectivamente, una parte ya se demolió en el siglo XIV: originalmente medía 60 metros y se cercenó para dejarla en 48.

La buena noticia es que Italia, tiene experiencia con este tipo de problemas y el mejor ejemplo lo tiene a apenas 174 kilómetros de allí: la torre de Pisa. Esta ya se inclinó durante su construcción y se corrigió en las plantas superiores, pero esa inclinación fue a más a lo largo de los siglos, hasta hace unas décadas.

Las mismas herramientas se utilizarán ahora con Garisenda: una serie de estructuras metálicas sostendrán la torre y se inyectará mortero bajo el suelo para afirmar el terreno, en una operación contra reloj para salvar un pedazo de la historia.