Imagina que te despiertas una mañana, te asomas a la ventana y te encuentras paseando por tu urbanización a un canguro. "Un canguro enorme", como apunta la vecina de Florida (Estados Unidos) que llama a la policía. Porque sí: esto ha ocurrido en la localidad norteamericana de Tampa.

En esa llamada telefónica, la mujer informa de que varios vecinos han conseguido encerrar al animal en el recinto de la piscina pero que, claro, alguien tiene que sacarlo de ahí. En ese momento empieza la operación: atrapar al canguro.

Varios agentes, al menos cinco, se despliegan por la zona. Incluso, llega un helicóptero que graba las imágenes del canguro dando saltos de un lado a otro por el área recreativa. Es una zona cerrada, por lo que el animal está solo, moviéndose entre las tumbonas y bajo la pérgola. Llega a acercarse a la piscina para beber agua.

Tras casi una hora, la policía consigue hacerse con él y descubre que el animal no se había fugado de ningún zoológico, como sospechaban, sino que es la mascota de un vecino que se había escapado. El canguro fue devuelto a su dueño, pero hay polémica: animalistas se preguntan cómo no puede existir ninguna legislación que impida que un animal salvaje esté encerrado en una casa.