El borrador de la Oficina Interna de Supervisión de Servicios de la ONU se basa en las entrevistas realizadas a cientos de mujeres en Haití y Liberia que, según han explicado ellas mismas, se dedican a la prostitución empujadas por la miseria. "Las evidencias recogidas en estas dos misiones de pacificación demuestran que las transacciones sexuales son algo común pero no reportado" a la sede de la organización internacional, ha concluido el informe.
"El número de preservativos distribuidos y el número de trabajadores que se han sometido voluntariamente a pruebas confidenciales de VIH sugieren que las relaciones sexuales entre el personal de las misiones de pacificación y la población local son algo rutinario", ha añadido. La OIOS ha admitido que entre estas relaciones sexuales podría haber también abusos y violaciones. En concreto, alude a 480 denuncias por hechos ocurridos entre 2008 y 2013, un tercio de los cuales implicarían a niños. Solo el año pasado hubo 51 casos.
La ONU ha reconocido que, "a pesar de la continua reducción del número de denuncias", ésta se explica por "la compleja arquitectura" que existe para que lleguen a los cauces adecuados y a resultados concretos, incluida la "deficiente asistencia a las víctimas". Este comportamiento por parte de los 'cascos azules', al margen de lo escandaloso, supone una infracción de las normas internas de la ONU que desde 2003 prohíben tener sexo con la población local de los lugares en los que actúan.
El borrador incluye también la respuesta del Deparmento de Operaciones de Pacificación y Apoyo sobre el Terreno, que critica a la OIOS por centrarse solo en los hechos y no en las medidas implementadas para evitar que se repitan.