Identificado como David K. Así se llama el joven de 24 años autor del tiroteo masivo en el corazón de Praga. Ahora, nuevas investigaciones policiales le señalan como sospechoso de haber matado a un bebé y a un hombre en otro tiroteo la semana pasada. El resultado balístico demuestra que el arma utilizada en ese ataque coincide con una de las armas encontradas en la casa donde vivía el atacante. Los cadáveres fueron encontrados en un bosque cercano, a tan solo 40 minutos en coche de la capital.

Sobre las 15:00 de la tarde de ayer David, arma en mano, desató el pánico en la Facultad de Bellas de la Universidad de Praga. Despavoridos, los estudiantes corrían para alejarse de la escena del crimen. Muchos quedaron atrapados dentro del edificio y para resguardarse tuvieron que atrincherarse en las aulas. Otros no vieron otra vía de escape y salvación que salir por las ventanas y aferrarse con todas sus fuerzas a la cornisa de la fachada.

Este tiroteo, el mayor atentado en la historia del país, ha dejado 14 muertos, incluyendo al atacante, y una veintena de heridos. Según las autoridades, David se habría suicidado tras cometer la masacre. Presuntamente, también habría matado a su padre unas horas antes de perpetrar el ataque en la universidad de Carolina. Parece que lo tenía todo planeado. En un canal de Telegram, que creó días antes del tiroteo, habría expresado su deseo de llevarlo a cabo. Según sus compañeros de clase, era un chico callado e introvertido.

En la rueda de prensa de esta mañana, la Policía ha destacado que, de no haber sido por su rápida intervención, las víctimas podrían haber sido muchas más. También han descartado que este crimen esté relacionado con el terrorismo internacional, y apuntan a que David actuó solo.

República Checa es uno de los países de la Unión Europea con una legislación de armas más permisiva.