"Azotaremos a las mujeres. Las lapidaremos hasta morir en público por adulterio". Es el mensaje, literal, que ha difundido el líder del régimen talibán. Sin ningún tipo de vergüenza, han anunciado que los apedreamientos hasta la muerte van a volver a Afganistán, donde se prohibieron en 2001. 23 años después, esta aberrante práctica (en la que pueden participar también menores de edad) supone un clavo más en el ataúd para las niñas y mujeres en el país.

Un grupo de hombres, en público, dará latigazos y lanzará piedras a mujeres acusadas de adulterio. Un castigo aberrante e inhumano que, sin embargo, no sorprende a organizaciones como Amnistía Internacional. Olatz Cacho, portavoz de la organización en España, así lo considera: "Hemos ido viendo como, poco a poco, los talibanes han ido promoviendo un catálogo de restricciones muy severas que regulan todos los ámbitos de la vida de las mujeres y niñas afganas para condenarlas a vivir refugiadas en sus casas".

Desde que llegaron al poder de Afganistán en 2021, los derechos de las mujeres no han parado de mermar. Les han prohibido estudiar, trabajar, moverse libremente por las calles sin un hombre y han impuesto para ellas normas muy estrictas de vestimenta.

Todo, justificado en una interpretación fundamentalista y radical de la ley sharia (que, según el islam, rige el código de conducta y moral de los ciudadanos). Las lapidaciones mortales suponen, en realidad, una piedra contra la dignidad de las mujeres afganas.