Estados Unidos sigue arrastrando la indignación y sacando la rabia a golpes. Una muestra es Portland, donde la noche se ha incendiado con enfrentamientos con la Policía.
Siguen mostrando su descontento con la elección de Trump, y es que más de 4.000 ciudadanos se han manifestado en esta ciudad de la costa oeste de los que 200, apuntan medios locales, son violentos. Hay al menos 26 detenidos y 19 coches dañados.
En Nueva York, frente a su torre también se siguen escuchando voces en su contra. Trump no ha podido desoír el revuelo, y aprovecha para defender que son manifestantes profesionales alentados por los medios de comunicación. Todo lo contrario al alcalde de Nueva York Bill de Blasio, él está con quien se mueve: "Creo que están haciendo lo correcto para hacer oír sus voces desde el principio".
Son más de veinticinco ciudades que hacen que los gritos de indignación peinen el país. También en la capital, por donde pasó ayer el presidente electo. Protestas que leen la elección de Trump como un paso atrás en la evolución o un bienvenido al Ku Klux Klan de América.