Georgia ha reconocido este miércoles que el cargamento de nitrato de amonio que estalló la víspera en Beirut provocando la muerte de al menos 113personas y miles de heridos fue producido por una empresa nacional y salió de un puerto georgiano, aunque se ha distanciado de las circunstancias que provocaron el siniestro por el que los encargados de su almacenamiento han sido puestos bajo arresto domiciliario.

"Dicha carga retenida en Beirut -2.750 toneladas- abandonó el puerto de Batumi rumbo a Mozambique (puerto de Bira) a bordo del carguero 'Rhosus' con bandera moldava e inscrito en el puerto moldavo de Giurgiulesti", según ha explicado un representante de la Agencia de Transporte Marítimo del Ministerio de Economía de Georgia a la agencia EFE.

Según esta entidad, el nitrato de amonio "es uno de los rubros de exportación de Georgia, que anualmente exporta grandes cantidades" de este reactivo. "Solo en lo que va de año desde el puerto de Poti se han exportado 52.307 toneladas", ha manifestado el representante de la agencia.

La fuente distanció a Georgia de la explosión en la capital del Líbano y ha subrayado que cualquier intento de vincular a Tiflis con lo ocurrido "carece de fundamento". Igualmente ha señalado que "el transporte de cargas, su procesamiento y almacenamiento son prerrogativas del país receptor y no del país exportador".

Además, ha recordado que la carga en cuestión fue enviada en 2013 y resaltó que los puertos georgianos "responden a todas las normas internacionales de seguridad y se someten cada dos años a inspecciones de expertos internacionales".

Los encargados de su almacenaje, arrestados

Entretanto, los encargados de su almacenamiento han sido puestos bajo arresto domiciliario, un arresto que se produce dentro del estado de emergencia de quince días decretado por las autoridades y al amparo de la Ley de Defensa Naciona

La gran explosión ocurrida este martes en el puerto de Beirut asoló la capital libanesa dejando al menos 113 muertos y unos 4.000 heridos en un momento en el que el país vive una de sus peores crisis económicas desde el final de la guerra civil, en 1990.

La deflagración provocó una enorme onda expansiva que afectó a miles de viviendas y edificios y rompió cristales y muros, lo que ha obligado a desplazarse a gran parte de la población de esa zona de la ciudad y buscar un techo en otros lugares. El Consejo de Defensa Supremo ha declarado Beirut "zona catastrófica" y ha decretado el estado de emergencia durante dos semanas.

Mientras que el gobernador de la ciudad, Maruan Abboud, afirmó hoy a los medios locales que aún hay más de 100 desaparecidos y más de 200.000 personas se han quedado sin casa.