Ya no pueden más, por eso, algunos integrantes de la caravana de migrantes cruzan por debajo de la valla de Estados Unidos en la frontera de Tijuana, México con la intención de entregarse inmediatamente a las patrullas fronterizas. Dicen que están cansados de esperar en condiciones extremas en refugios mexicanos y prefieren que los detengan a no intentarlo.

Miles de migrantes de la caravana centroamericana en México se han dispersado ante las dificultades de asilo en EEUU. Otros grupos han terminado intentando cruzar la valla fronteriza, arriesgándose a una detención casi segura por autoridades estadounidenses, mientras que algunos más se mantienen albergados en refugios temporales en Tijuana.

De los 6.000 que llegaron en la caravana a Tijuana el mes pasado, 1.000 intentaron cruzar la valla fronteriza, y la mayoría de ellos fueron detenidos, según dijo a la prensa local el coordinador nacional de protección civil, David León.

Otros 1.000 han aceptado la deportación voluntaria, mientras que otros viven en la calle fuera de un centro deportivo municipal donde llegaron por primera vez, o en refugios más pequeños. El director del campamento de El Barretal, Mario Medina, ha asegurado que esperaba que cientos de personas llegaran en unos días.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha intentado dificultar la obtención de asilo, pero el mes pasado un tribunal federal impuso una orden de restricción temporal en su política que solo permitía las solicitudes presentadas en los puertos oficiales de entrada.