Los cuerpos de 18 de los 20 menores de entre 5 y 10 años que han fallecido en el colegio de primaria de Newtown siguen en el mismo lugar del crimen, así como los cuerpos de los seis adultos.
También sigue en una de las dos aulas donde se produjo el suceso el cuerpo del autor de los hechos. Se llamaba Adam Lanza, de 20 años, y mató a su madre, profesora del centro educativo, de un tiro en la cabeza antes de dirigirse a la escuela.
El joven accedió a la escuela con un chaleco antibalas y equipado con al menos cuatro armas, todo ello registrado legalmente y comprado por su madre. Algunos medios apuntan a que fue la propia directora del centro la que al reconocer al joven le permitió el acceso al colegio.
Un estudiante de la escuela que ayudó a varios niños a salir ha declarado a los medios que "saqué a tres niños, uno de ellos tenía la cara llena de sangre". Uno de los niños que presenció la matanza ha dicho que tras oír los disparos "la profesora nos dijo que nos quedáramos en clase".
Otra niña ha declarado que "la señorita nos dijo que nos tiráramos al suelo" y otra pequeña ha dicho que "estábamos escondidos y podíamos oír el ruido de las bombas".
El autor de la matanza, hijo de una profesora, no tuvo ningún problema para acceder a las instalaciones, armado y vestido con uniforme militar. Fuentes policiales apuntan a que se suicidó, pero antes disparó hasta 100 veces a niños y profesores.
Las primeras sospechas apuntaban erróneamente a Ryan Lanza, su hermano, que poco después fue detenido e interrogado por la policía. El mismo Ryan confesó que su hermano era un chico muy inteligente pero también que era autista.
Los que le conocían le definen como un chico "raro", miembro del club tecnológico, que ni siquiera aparece en el anuario del colegio porque nunca le había gustado ser el protagonista. Ahora, su foto de hace siete años, se ha extendido por todo el mundo, como el autor de una de las matanzas más sangrientas de la historia americana.