Ante la jueza solo pronunció estas palabras: "soy yo, señora". Sin embargo, en el interrogatorio policial dio más detalles sobre la matanza en su instituto.

Según medios estadounidenses, que citan fuentes policiales, Nikolas Cruz confesó haber cometido la masacre porque se lo ordenaban unas voces de demonios que escuchaba en su cabeza.

Pese a estar en tratamiento psicológico, Cruz pudo comprar el arma homicida: sólo tuvo que responder a unas preguntas. "Se le preguntó si tenía alguna enfermedad mental diagnosticada y si había estado en alguna institución de salud mental. Él respondió que no", explica el abogado de la tienda de armas.

Salió de la tienda con su fusil de asalto. Un año después, cometió la matanza. Tras ella, fue a un centro comercial, se compró una bebida y se sentó en un McDonalds. Después, fue detenido por la Policía. Ahora, dice estar "triste" y "devastado".

Todos le conocían en el barrio. La Policía tuvo que atender en su casa 39 incidencias desde 2010. Además, las autoridades han confirmado que recibió formación militar por parte de una organización supremacista.