Nicaragua celebra este domingo unas elecciones que el presidente, Daniel Ortega, quiere vestir de democráticas y en las que pretende salir elegido para un cuarto mandato. La oposición, en cambio, las califica de "farsa" y ha hecho un llamamiento a la abstención. Siete de los candidatos a la presidencia del país han sido encarcelados en los meses previos.

Hay represión por todas las esquinas del país, desapariciones forzosas y una persecución implacable hacia activistas y políticos. Muchos piensa que desde abril de 2018 Daniel Ortega se quitó definitivamente la careta dejando ver su verdadero rostro.

Muchos jóvenes cayeron cuando se pusieron delante, en las barricadas y no hubo piedad. Las imágenes de universitarios en Nicaragua atrapados como animales en un fuego cruzado capitaneado por el gobierno de Daniel Ortega estremecieron al mundo. Desde entonces 325 jóvenes han muerto asesinados y los detenidos se cuentan por cientos. Todo con un único objetivo, mantenerse en el poder.

A Ortega le quedan todavía muchos seguidores y una familia que controla los principales medios de comunicación y económicos. Ni las sanciones de Estados Unidos ni la condena casi unánime de la comunidad internacional, incluida España, han conseguido, de momento, acallar a un hombre cuyo ansia de poder esta muy alejada ya de la salud de su pueblo.