El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha anunciado este lunes que paraliza temporalmente la tramitación de la polémica reforma judicial para tratar de llegar a un consenso con la oposición, ante la amplia contestación social frente a la medida, que ha suscitado las mayores protestas de la historia de Israel.

"Por responsabilidad nacional, he decidido suspender la segunda y tercera lectura de la ley [de elección de jueces] en esta sesión de la Knéset [Parlamento] para dar tiempo a tratar de llegar a un acuerdo amplio, en preparación para la legislación durante la próxima sesión parlamentaria", ha declarado el 'premier' en un mensaje televisado. Netanyahu, no obstante, no abandona por completo el proyecto, que espera salga adelante en los próximos meses.

El Parlamento israelí entrará en receso todo el mes de abril por la Pascua judía y el Gobierno se ha dado de plazo hasta la pausa del verano, en julio, para hacer los ajustes necesarios a la reforma, que la oposición y amplios sectores sociales ven como una amenaza para la democracia porque socava la independencia de la Justicia.

El primer ministro ha mantenido reuniones a lo largo de la jornada de este lunes con sus socios de coalición, con los que ha acordado retrasar la tramitación de las leyes que conforman la reforma judicial hasta después del receso parlamentario, incluido el proyecto de ley de elección de jueces -que da al Ejecutivo control casi total sobre el comité de selección- cuya aprobación definitiva estaba prevista para esta semana.

"Cuando es posible prevenir una guerra fratricida con negociaciones, yo, como primer ministro, me tomo un tiempo para negociar. Doy una oportunidad para una discusión real", ha afirmado Netanyahu en su intervención, anunciada para horas antes ante las masivas protestas en todo el país, e incluso la convocatoria de una huelga general.

Aunque ha insistido en la necesidad de acometer una amplia reforma del sistema judicial, por primera vez en tres meses se ha mostrado dispuesto a negociar con la oposición sin imponer el plan del Ejecutivo en el Parlamento. "Insistimos en la necesidad de realizar las correcciones necesarias en el ordenamiento jurídico, y daremos la oportunidad de lograr un amplio consenso", ha señalado el primer ministro, que tiene tres juicios abiertos por corrupción.

Protestas masivas

Netanyahu cesaba horas antes a su ministro de Defensa, Yoav Gallant, después de que se pronunciara públicamente a favor de frenar la reforma ante la amplia contestación social que ha provocado y que ha llevado incluso a miles de reservistas a negarse a servir. En respuesta, un récord de más de 650.000 israelíes salieron a las calles de todo el país, sobre todo en Tel Aviv, en protestas improvisadas convocadas en las redes sociales, después de 13 semanas consecutivas de manifestaciones desde que se anunciara la reforma.

Una contestación social que se ha mantenido este lunes, con un llamado a la huelga general por parte del principal sindicato de Israel, seguida por universidades, bancos, la compañía eléctrica, cadenas de restauración, ayuntamientos y hospitales. Además, los trabajadores del aeropuerto internacional de Ben Gurion han logrado que se suspendiera durante varias horas los despegues de vuelos y también se ha frenado el tráfico en el puerto de Ashod, mientras los manifestantes volvían a las calles.

Más de 100.000 personas se han congregado este lunes de nuevo frente a la Knéset en Jerusalén -donde algunos manifestantes han llegado a irrumpir- para pedir el fin de la reforma judicial, mientras una contramanifestación progubernamental, organizada por grupos de extrema derecha, se convocó rápidamente en la misma zona, con miles de asistentes, entre ellos el ministro Itamar Ben Gvir.

Los grupos contrarios a la reforma ya han avanzado que no se conformarán con el retraso en la tramitación anunciado por Netanyahu, sino que seguirán con sus protestas hasta que la legislación quede cancelada y se plantee una nueva reforma consensuada con la oposición.