Pese a que el proyecto de ley fue tumbado en Argentina, Nelly Minyersky no se rinde y sigue dando la batalla, también en Naciones Unidas. "Yo no admito que se diga que nos derrotaron. Ganamos", asegura Minyersky en una entrevista en la sede de la organización internacional, donde participa como observadora en las reuniones de la Comisión sobre la Condición de la Mujer.

Para esta abogada y profesora, el movimiento de los pañuelos verdes ha logrado sacar el aborto "del clóset" y convertirlo en algo "de lo que se habla" en todas partes.

"A pesar de que no se obtuvo la despenalización legal, obtuvimos la despenalización social", insiste, asegurando que es algo con lo que casi ni soñaba.

Tras un debate histórico en el país, el Senado argentino terminó por rechazar el pasado agosto un proyecto de ley que buscaba despenalizar completamente el aborto hasta la semana 14 de gestación, y no solo en los actuales supuestos por violación y por poner en peligro la salud de la madre.

Minyersky, para de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, defiende que la ley actual no es suficiente y que, más aún, ni siquiera se aplica correctamente, como muestran los "ejemplos terribles" de niñas violadas a las que se impide abortar.

"Niñas, cuerpitos que no pesan 50 kilos, se les ha hecho cesáreas para tratar de salvar esa otra vida. Nacen bebés prematuros, que también se los tortura, porque todos murieron", lamenta.

Este año, por ejemplo, organizaciones como Amnistía Internacional (AI) denunciaron el caso de una niña argentina de 11 años que quedó embarazada tras una violación y a la que se practicó una cesárea pese a haber pedido el aborto.

"Las mujeres no somos incubadoras", insiste Minyersky, que critica que se impongan a estas jóvenes obligaciones y que se violen sus derechos fundamentales.

"Que el Estado trate de manejar esa intimidad, que se inmiscuya en algo tan sensible... Es una de las violaciones más graves, que a veces no se percibe", recalca.

Pese a que el último proyecto para despenalizar el aborto no salió adelante, Minyersky se declara "optimista", en buena medida por cómo los conceptos de la igualdad de género están calando entre los jóvenes y por cómo éstos han abrazado el movimiento de los pañuelos verdes.

"A veces yo pienso que el rock durante la dictadura de Videla fue una de las salidas que tuvo la juventud y acá, que no estamos bajo una dictadura pero con un Gobierno con una tendencia a la derechización cada vez más evidente, los jóvenes encontraron alguien que los escucha", explica.

Asegura que se "emociona mucho" cuando niñas y jóvenes la paran por la calle para sacarse fotos con ella, como ocurrió el pasado 8 de marzo en las manifestaciones por el Día Internacional de la Mujer. "Les digo, '¿por qué me paran?' Dicen, 'porque queremos ser tus nietas'", rememora destacando que la "simbología" de esas palabras.

"Porque cuando nos dicen que nosotros somos los que destruyen la familia, esto y lo otro, es totalmente falso. Lo que pasa es el modelo de familia que queremos".

"Los que nos dicen ahora despectivamente 'ideología de género', en realidad son aquellos que quieren la familia autocrática", critica.

Desde Naciones Unidas, donde está como parte de la delegación de la Asociación Americana de Juristas, Minyersky reconoce que pese a los progresos del feminismo también se está viendo una reacción contraria "en todas partes".

La salud sexual y reproductiva es una de las cuestiones a debate en la Comisión de la Mujer, donde según fuentes diplomáticas países como Estados Unidos están trabajando con otros Gobiernos conservadores para tratar de erosionar algunos de las directrices internacionales establecidas hace más de dos décadas.

"Yo soy optimista, pero esto es un trabajo permanente", apunta Minyersky, que promete continuar con la lucha y que asegura que la despenalización del aborto en Argentina es la "asignatura pendiente" que le queda en la vida.

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