El perfil que buscan las mafias que ya están operando en las fronteras de Ucrania es el de mujer sola o acompañada de sus hijos. En este sentido, Ana Garralda, portavoz de Unicef en Polonia, señala que "los perfiles están claros: población vulnerable", entre los que se encuentras "niñas y niños que no estén acompañados".

En la misma línea, Vicente Raimundo, director de Cooperación Internacional de Save the Children alerta de que "están buscando mujeres, niñas solas, extremadamente vulnerables y que puedan ser sometidas con mucha facilidad".

Las organizaciones humanitarias, desplazadas en el terreno, ya han detectado su presencia: "Hemos visto grupos de varones que parecen estar esperando a mujeres para ofrecerles una ayuda desinteresada, pero en realidad entienden la situación en Ucrania como una oportunidad para abrir mercados nuevos y hacerse con mercancía joven", afirma Vicente Raimundo.

Se trata de redes que persiguen "explotarlas o abusar sexualmente de ellas y utilizar a las niñas o a los niños para trabajo infantil o incluso tráfico de órganos", lamenta Ana Garralda.

Según denuncian las organizaciones humanitarias, este problema ya existía en Europa del este antes de la guerra, pero que ahora se ha intensificado. "Están llegando muchas personas que tienen problemas para conocer el idioma, y que tienen que cubrir sus necesidades primarias, lo que les hace especialmente vulnerables", afirma Susana Oliver, directora de programas de World Vision España.

La Unión Europea, coinciden los expertos, ha reaccionado ante la guerra de forma rápida. El director de Cooperación Internacional de Save the Children destaca al respecto que "apenas 48 horas después del comienzo de la guerra, todas las personas que salían de Ucrania eran recibidas con un estatus legal". Sin embargo, piden reforzar el sistema: "Apuntar los registros de familias que estén dispuestas a acoger y aumentar los procesos de unificación", defiende Vicente Raimundo.

"En algunos lugares ya se está empezando a identificar con brazaletes a esos conductores que quieran llevarse a los refugiados", señala, por su parte, Ana Garralda, quien afirma que esto "no se puede hacer de cualquier manera", sino que "tienen que entregar su licencia, su identificación para que las autorizadas tengan localizado al conductor y al refugiado que se lleva, y saber cuál va a ser su destino". Solo así los que huyen de la guerra podrán recuperar una cierta normalidad.