Más de 60.000 mujeres perderán su única fuente de ingresos con el cierre de este martes de los salones de belleza en Afganistán, una nueva prohibición impuesta por los talibanes contra las afganas que se suma a otras como el veto a la educación superior o al trabajo en organizaciones no gubernamentales.

Era casi el único derecho que les quedaba a las mujeres allí y ahora ya no lo tienen. La represión contra ellas ha ido un paso más allá y las priva ahora de su modo de vida, quieren que su economía dependa plenamente de los hombres.

"Hay más de 13.000 mujeres en salones de belleza y 60.000 trabajadoras que perderán su trabajo", ha asegurado a Efe Razmina, miembro de la Unión de Salones de Belleza para Mujeres de Afganistán. Según los cálculos de la asociación, en todo Afganistán hay más de 12.000 salones de belleza femeninos propiedad de mujeres registrados con la Unión y que dan empleo a unas 50.000 afganas, a los que hay que añadir a casi 10.0000 empleadas que ejercían hasta este martes sin permiso y que también se han visto afectadas.

Con mimo, Dari, una de las afectadas, guarda los botes de su salón de belleza, toallas, secadores de pelo... Es de lo poco que le queda. "Estoy viviendo uno de los peores y más oscuros días de mi vida", ha lamentado Dari. Ella está obligada a cerrar su negocio, tras años de duro trabajo y fuertes inversiones. "Somos seres humanos, mujeres como las de otros países del mundo, pero nadie se acuerda de las mujeres afganas", dice entre lágrimas otra joven afgana.

Las mujeres han tratado de oponerse en un país en el que disentir no es siquiera una posibilidad. En apenas dos años han ido socavando sus derechos: el emirato islámico prohíbe ya que ellas puedan caminar solas, les niega cualquier educación superior y ahora, cierran las puertas de uno de sus últimos reductos de libertad.