Vincent Lambert, el hombre francés tetrapléjico que se encontraba en estado vegetativo desde hace más de una década, ha fallecido este jueves, nueve días después de que el equipo médico del Hospital de Reims iniciara el protocolo para retirarle la alimentación e hidratación artificiales, según medios franceses.

Su caso se había convertido en Francia en símbolo del debate en torno a la muerte digna y mantenía enfrentada a su propia familia: sus padres, fervientes católicos, han luchado por que se mantuviera su tratamiento, y su mujer y tutora legal, Rachel Lambert, era contraria al ensañamiento terapéutico.

No obstante, tras años de batalla judicial ante la ausencia de testamento vital que reflejara su voluntad, los padres, Viviane y Pierre, habían aceptado este lunes su muerte como algo inevitable y anunciaron que no iban a presentar nuevos recursos.

Vincent Lambert, enfermero de profesión, sufrió un accidente de tráfico en el año 2008, que le dejó tetrapléjico y completamente dependiente. Tres años después, los médicos descartaron que mejorase, y en 2014 su estado fue calificado de vegetativo.

Lambert no dejó un testamento vital. Sus padres y dos de sus hermanos defendían mantener el tratamiento que le mantenía con vida, pero su mujer y algunos de sus otros hermanos querían acabar con lo que consideraban un encarnizamiento terapéutico.

La batalla legal se prolongó durante años, y aunque la Justicia gala dio la razón a su mujer en repetidas ocasiones, los padres presentaron sucesivos recursos hasta agotar todas las opciones judiciales, llevando el caso incluso ante las Naciones Unidas. Tras su fallecimiento, han tachado el caso de "crimen de Estado".