Uno de los últimos y más polémicos es el de Miwa Sado, una periodista que trabajó 159 horas extras en un mes, con solo dos días de descanso, y finalmente murió por un fallo del corazón.

"Las largas horas de trabajo se están convirtiendo en la norma", asegura el juez instructor de otro caso reciente, Tsutomu Kikuchi, una publicista que se suicidó por los excesos laborales de su empresa.