El linchamiento se produjo en la localidad amazónica de Caranavi, a 156 kilómetros al noreste de La Paz, pero el caso se conoció al ser confirmado por fuentes policiales y también por una abogada de la familia de las víctimas.

La mujer y sus hijos fueron golpeados y atados por la turba a un "palo santo", que es el árbol donde anidan las hormigas, tras ser acusados de intentar robar vehículos en esa localidad selvática.

Agentes policiales rescataron a los acusados, pero la mujer murió poco después en un hospital y sus dos hijos, que son mayores de edad, aún se recuperan de las heridas. Ambos negaron ser ladrones y dijeron a la Policía que fueron a Caranavi a tratar de cobrar unas deudas.

Según la abogada Roxana Bustillos, la mujer murió por una bronco aspiración supuestamente debido a que las hormigas le picaron en la tráquea provocando una inflamación que le impidió respirar, indicó el portal informativo Urgente.bo.

La letrada consideró que se trata de un acto de barbarie porque muestra que no hay respeto a "los valores humanos, a los derechos y a las garantías constitucionales". Los casos de linchamientos son relativamente habituales en el área rural y algunos barrios periurbanos de Bolivia, y según la Defensoría del Pueblo en 2015 se produjeron 32 intentos, de los que cinco terminaron en muerte.

En ocasiones quienes cometen los linchamientos se justifican por la "justicia comunitaria", reconocida en la Constitución boliviana de 2009, pero las autoridades han explicado varias veces que ese sistema judicial no admite castigos brutales ni la pena de muerte.