El ministro japonés de Finanzas, Taro Aso, ha anunciado que devolverá un año de sueldo para asumir su responsabilidad en un falseo de documentos en su ministerio relacionado con un supuesto caso de corrupción vinculado al primer ministro, Shinzo Abe.

Aso, quien también ostenta el cargo de viceprimer ministro, dijo en una rueda de prensa en Tokio que renunciará a 12 meses de su remuneración "por el hecho de que la credibilidad del Ministerio de Finanzas y a su vez la del Gobierno se han visto comprometidas".

El veterano político de 77 años, uno de los cargos de más peso en el Ejecutivo de Abe, volvió a pedir perdón por la manipulación, a la que describió como un acto "lamentable" y "extremadamente inapropiado", pero reiteró que no se plantea dimitir y que liderará el ministerio para evitar que se repita un caso parecido.

Los registros falsificados, que salieron a la luz, versaban sobre un acuerdo alcanzado en 2016 para vender, en torno a una décima parte de su valor, un terreno de propiedad estatal en Osaka (oeste) a una controvertida institución educativa que promovía ideas ultranacionalistas y con vínculos con Abe y su esposa, Akie.

La mujer del primer ministro japonés iba a ser nombrada directora honoraria de la guardería que iba a construirse en el terreno, y su nombre y apoyo explícito al proyecto fueron eliminados de los documentos originales tras destaparse el caso en febrero de 2017.

Los documentos fueron presentados en el Parlamento como prueba para desvincular a la Administración de la trama, lo que despertó sospechas de encubrimiento, algo que Abe y Aso han negado.

El escándalo motivó la dimisión del director de la Agencia Tributaria, Nobuhisa Sagawa, quien en el momento de la falsificación se encargaba de gestionar la venta de terrenos estatales, y al que el Gobierno amonestó con tres meses de suspensión de empleo.

Aunque ninguna investigación ha vinculado el falseo con Aso o Abe, el caso hundió la popularidad del primer ministro la pasada primavera y la aprobación de su Gabinete cayó a mínimos. Abe prometió en su momento dimitir como primer ministro y como diputado si se demuestra su implicación o la de su mujer en los supuestos favores de las autoridades al centro educativo.