El secretario general de Naciones Unidas ha condenado el "atroz" atentado suicida perpetrado este viernes en una mezquita chií en la localidad de Jan Abad, en la provincia afgana de Kunduz (norte), que ha dejado más de 40 muertos y cerca de 140 heridos, según el balance ofrecido por las autoridades locales.

Guterres ha condenado "en los términos más enérgicos" el que es el tercer atentado en menos de una semana a instituciones religiosas, según ha compartido Naciones Unidas.

"Los ataques dirigidos deliberadamente contra civiles que ejercen el derecho a practicar libremente su religión son violaciones de los Derechos Humanos fundamentales y del Derecho Internacional Humanitario", ha recordado en este sentido el máximo representante de la ONU en un comunicado emitido por su portavoz, Stéphane Dujarric.

"Los responsables deben ser llevados ante la justicia", ha precisado. El grupo yihadista Estado Islámico Provincia de Jorasán (ISKP) ha reclamado la autoría del atentado. Por último, Guterres ha expresado sus condolencias a las familias en duelo y ha deseado a los heridos "una pronta recuperación".

Por su parte, los talibán también han condenado "enérgicamente" el "abominable" atentado", mientas que ha prometido "castigar a los culpables", según ha indicado el portavoz de los islamistas, Zabihulá Mujahid, a través de un mensaje en su cuenta de la red social Twitter.

Por su parte, Estados Unidos ha mostrado también su rechazo "en los términos más enérgicos" al ataque contra los fieles y ha ofrecido sus "más profundas condolencias" a las víctimas y a sus familias.

"El pueblo afgano merece un futuro libre de terror", ha expresado el portavoz del Departamento de Estado estadounidense, Ned Price, mientras la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, ha condenado también la "enorme tragedia".

En este sentido, ha asegurado que Washington continuará trabajando en asociación con los líderes de la región para lograr que los colaboradores afganos que "estuvieron al lado" de Estados Unidos salgan de Afganistán.

La explosión ha tenido lugar durante los rezos del viernes y, según testigos citados por la cadena de televisión afgana Ariana, se había saldado con alrededor de 50 víctimas, entre muertos y heridos, sin que por el momento haya un balance oficial.

ISKP ha reivindicado el atentado a través de su canal de la aplicación de mensajería Telegram, donde ha afirmado que unas 300 personas han muerto o han resultado heridas como consecuencia del ataque, según recoge la agencia de noticias DPA.