Este miércoles, 14 de diciembre, se cumple el décimo aniversario de la matanza perpetrada por un joven veinteañero en una escuela de Estados Unidos, la más grave en la historia del país hasta la fecha. Armado con un fusil de asalto semiautomático, Adam Lanza, de 20 años, mató a 26 personas (20 de ellos niños). Ocurría a primera hora de la mañana de un viernes de 2012 en Sandy Hook, un pueblo al noreste del país que parece sacado de una película navideña.
Allí, la población recuerda cómo hace diez años su tierra se convirtió en el sitio más triste de América tras ser testigo de una masacre que aún hoy no se olvida. La investigación policial posterior a la tragedia determinó que el autor del tiroteo disparó varias veces a casi todas sus víctimas. De hecho, en marzo de 2013, nuevos informes relacionados con la investigación detallaban que Lanza realizó 156 disparos (154 disparos con el rifle y dos disparos con una pistola 10mm) y que el tiroteo duró menos de cinco minutos.
Con esa pistola, Lanza disparó un tiro en el vestíbulo y luego se suicidó con otro disparo de la misma arma, según registraron esos mismos documentos. Un informe posterior acabó por dar carpetazo al caso indicando lo siguiente: "Lanza tenía familiaridad con las armas y una obsesión con los asesinatos en masa, en especial con la masacre de Columbine". Aunque no se aclaró el móvil: "La evidencia muestra que el tirador planeó sus acciones, incluyendo su suicidio, pero no hay una indicación clara de por qué lo hizo, o por qué eligió Sandy Hook".
Desde que Adam Lanza matara a su madre, y luego a seis adultos junto con los 20 niños en Sandy Hook, esa y otras tantas muestras de violencia en Estados Unidos han generado un intenso debate sobre la salud mental, el acceso a las armas y la mejor manera de escuelas seguras. Según un informe de 2014 de la Oficina del Defensor del Niño de Connecticut, Lanza "no recibió ningún tratamiento en los años previos al tiroteo" por dolencias psiquiátricas y físicas como ansiedad y trastorno obsesivo-compulsivo, comprobadas en la investigación siguiente a la masacre.
Incluso mientras continúa el diálogo sobre esta cuestión, ha habido otros tiroteos en escuelas desde Sandy Hook. Sin ir más lejos, el pasado mes de mayo en Robb Elementary, en Uvalde (Texas), 19 niños y dos maestros fueron asesinados; en febrero de 2018, en Marjory Stoneman Douglas High School, en Parkland (Florida), 17 personas murieron y 17 más resultaron heridas como consecuencia de otro tiroteo. Por el momento, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha prometido de nuevo prohibir los fusiles de asalto.
Lo ha hecho en el marco del aniversario de la matanza de Sandy Hook, en la décima vigilia nacional anual para las víctimas de la violencia armada, donde ha indicado además que su trabajo "continúa para limitar la cantidad de balas que puede haber en un cartucho, el tipo de arma que se puede comprar y vender, el intento de prohibir las armas de asalto, toda una gama de cosas que son solo sentido común, solo simple sentido común".