Un grupo de parlamentarios ha decidido viajar a Albania para ver en primera persona los centros de internamiento que Italia ha construido en una localidad al noroeste del país. Solo hizo falta verlos desde fuera para que ya los denominasen como "centros de la vergüenza".
Una afirmación que reiteran aquellos que también han tenido la posibilidad de verlos por dentro. El diputado italiano Riccardo Magi fue el primero en viajar a Albania para supervisar los polémicos centros a los que el Gobierno de Giorgia Meloni envía a los inmigrantes que llegan a Italia y, a su salida, ha manifestado su indignación por lo que considera "una colonia carcelaria", "vergonzosa" y "absurda".
Tras verlo, el diputado ha señalado que "presenta todas las características de un campo de concentración".
Dentro de esos barracones con barrotes hay historias humanas. Uno de los refugiados egipcios que se encuentra allí ha narrado su historia. "Después de dejar el Ejército, llegué a Libia. Allí estuve en un centro de acogida durante nueve meses. Me obligaron a trabajar de albañil en una empresa constructora, a pesar de haber pagado el equivalente a 8.500 euros por el viaje".
A los diputados italianos que pudieron hablar con él les llamó la atención una cicatriz en su rostro. "Es un disparo del cañón de uno de mis captores", ha explicado.
Otro de los refugiados relata que está devastado, y es que ni siquiera ha podido hablar con los suyos. "Estoy preocupado porque no he podido hablar todavía con mi familia. Tengo hijos en Egipto", ha confesado.
Ahora, temen que les devuelvan a sus países. "No puedo volver, me matarían. Estuve secuestrado en un edificio donde en cada habitación había una persona que habían raptado", ha relatado un refugiado que está amenazado de muerte en Bangladés.
Tras ver cuál ha sido su destino, reconocen que si lo hubieran sabido habrían intentado llegar nadando a Lampedusa.