El cuerpo sin vida de uno de los últimos migrantes que ha intentado cruzar el Mediterráneo se cuela en nuestras retinas, uno de los más de 900 que según ACNUR ya han muerto desde enero.

Respecto al año pasado se han reducido las llegadas, pero desde la ONG Proactiva Open Arms, alertan de que la cifra de fallecidos ha subido de modo alarmante. "El Mediterráneo es el mar más militarizado del mundo y el cementerio más grande del mundo también. Cómo es posible que se pierdan embarcaciones en el mar, cómo es posible que no sepamos de dónde salen, cómo es posible que no sepamos cuándo quedan a la deriva...", señala Oscar Camps, director de la ONG.

En los últimos 17 años, al menos 32.000 personas han perdido la vida en el mar y sólo el año pasado fueron 5.000. "Muertos ha habido muchísimos más, pero es más difícil esconderlos o evitarlos porque los naufragios están", asegura Camps.

El acuerdo firmado con Turquía hace un año ha conseguido frenar las llegadas a Europa a través de los Balcanes, pero ha desviado los flujos hacia rutas más peligrosas por el Mediterráneo central. "Son rutas muy largas, peligrosas, donde las personas se quedan en alta mar absolutamente abandonadas", apunta Estrella Galán, secretaria general de CEAR.

Bruselas reconoce que la estrategia para frenar la llegada de migrantes ha sido un fracaso. Aun así la Unión Europea ha pactado también unas medidas similares con Libia para frenar la salida de migrantes. "Que la UE se siga planteando firmar acuerdos con países donde no se respetan los Derechos Humanos, estados fallidos como Libia, significa que no hay escrúpulos para alejar a los refugiados de nuestras fronteras", sentencia Galán. La presencia de ONG en las rutas de tráfico de migrantes ha impedido que el drama sea mayor.