Más de un millar de personas han sido detenidas durante las manifestaciones para exigir la liberación del opositor ruso Alexei Navalni, según la organización civil OWD, entre ellas la mujer del disidente, arrestado hace una semana tras regresar de Alemania, donde pasó cinco meses convaleciente tras sufrir un envenenamiento.

Según OWD, en Moscú hubo 300 detenidos, mientras que en San Petersburgo fueron 162 los arrestos, entre ellos Yulia Navalnaya, la esposa de Navalni.

Navalnaya ha publicado una fotografía en su cuenta de Instagram en la que aparece ella misma con un mensaje: "Siento la baja calidad. La luz en el furgón policial es muy mala". Una fotografía anterior la mostraba en la manifestación no autorizada, en la que también ha participado la madre de Navalni, según ha publicado el equipo del opositor en redes sociales.

Durante la protesta en Moscú ha habido varias detenciones, según un corresponsal de la agencia de noticias DPA presente en el lugar. Entre ellos estaría el abogado Liubov Sobol, considerado uno de los más estrechos colaboradores de Navalni.

Periodistas y activistas han denunciado además la caída de Internet, pese a lo que se han difundido vídeos de policías cargando con porras contra los manifestantes. Mientras, la Policía moscovita ha informado de unos 4.000 asistentes en la "protesta ilegal" celebrada en el centro de la capital rusa, según recoge la agencia de noticias oficial Sputnik.

Asimismo, un corresponsal de Sputnik ha informado que varias personas han resultado heridas en los enfrentamientos que se han producido durante la manifestación en Moscú.

Las claves del 'fenómeno Navalni'

¿Por qué ha decidido Navalni volver a Rusia? Como cuenta Nicolás de Pedro, director de investigaciones del Institute for Statecraft, el opositor ha decidido que no quiere ser "un crítico en el exilio".

Su carrera se fragua poco a poco, a fuego lento, denunciando la corrupción del régimen con su carisma y su manejo en el lenguaje de las redes como sus principales armas.

Conecta no solo con los jóvenes, a los que el Kremlin es incapaz de acceder, también convence a antiguos seguidores de Putin. La sociedad empieza a dividirse, haciendo cada vez más real la mayor pesadilla del Kremlin.

"El mayor temor del Kremlin es que haya manifestaciones en varios puntos de Rusia y que se puedan mantener en el tiempo", comenta De Pedro a laSexta. Esa es la baza de Navalni, que sabe que su carrera es de fondo.