En un comunicado, el director regional para Oriente Medio y el norte de África de UNICEF, Geert Cappelaere, advirtió, asimismo, de que muchos niño "están siendo reclutados para la lucha". Cappelaere también lamentó que miles de ellos -en torno a 25.000- se hayan visto obligados a huir de sus hogares y a refugiarse en escuelas tanto de las zonas de combate como en los barrios de la periferia de la capital.
Además, más de 2,6 millones de niños libios necesitan ayuda esencial inmediata en todo el país, agregó. Según informó el ministerio para Asuntos de los desplazados del Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA) sostenido por la ONU en Libia, más de 3.850 familias libias se han visto obligadas a escapar y convertirse en desplazados internos. Algunas de ellas han optado, incluso, por echarse al mar en los precarios botes que fletan las mafias libias dedicadas al tráfico de seres humanos en el Mediterráneo central, considerada la ruta migratoria más peligrosa del mundo.
Así lo confirmó un responsable del barco humanitario independiente 'Aquarius', que rescató a cerca de medio centenar de ellos en una embarcación que navegaba a la deriva y comenzaba a hundirse cuando se encontraba en aguas internacionales.
Más de un centenar de personas han muerto y más de medio millar han resultado heridas, en su mayoría civiles, en los combates que desde el pasado 27 de agosto libran milicias contrarias y favorables al gobierno sostenido por la ONU en Trípoli.
Los enfrentamientos se recrudecieron a lo largo de este fin de semana pese al acuerdo de alto el fuego gestado por la ONU el pasado cinco de septiembre y en ellos también participan diversas milicias procedentes de las ciudades-estado vecinas de Misrata y Zintán. Expertos internacionales y analistas locales coinciden en que el GNA es incapaz de controlar a las milicias que se reparten la capital y la costa norte del país, y que al contrario de lo que Europa proclama, Libia no es un puerto seguro.