Con sorprendente entereza, Cleo Nagbe explica dónde recibió los disparos su hijo: "Uno en la parte superior del ojo izquierdo, en el lóbulo frontal izquierdo, y otro disparo más en la parte superior del brazo izquierdo". Nagbe ha concedido una entrevista al canal estadounidense CBS en la que reconoce que ella piensa lo mismo que el equipo médico: que el hecho de que su hijo esté vivo es un auténtico milagro.

Ralph Yarl, de 16 años, acudió a recoger a sus hermanos gemelos a las diez en punto de la noche. Los niños, más pequeños que él, estaban en casa de un amigo. Como cuenta Nagbe, le habían pedido quedarse a dormir pero ella se negó, indicándoles que su hermano, Ralph, iría a buscarlos a las diez en punto de la noche. El joven tenía que llamar al timbre para que sus hermanos menores salieran, con la mala suerte de que se confundió con el número de la casa y llamó a la puerta equivocada.

Abrió el octogenario blanco Andrew Lester que, al ver a un chico negro en el umbral de la puerta, no dudó y lo disparó sin mediar palabra. En Kansas (Missouri) hay una ley que permite a cualquiera abrir fuego si se siente amenazado. Lester ha dicho que se asustó y que por eso lo hizo; pero su declaración no ha evitado que se presenten cargos contra él por acción criminal. En las últimas horas, se ha entregado a las autoridades.

Ralph se recupera en casa

Tras pasar unos días en el hospital, los médicos han permitido que Ralph termine de recuperarse en casa. Su madre es enfermera, su tía, terapeuta y su tío, médico por lo que entienden que estará en buenas manos.

El equipo paramédico que lo atendió en un primer momento temió seriamente por su vida. De hecho, tardaron en sacarle la bala de la cabeza hasta 12 horas. Tal y como cuenta Nagbe, la metralla estará dentro de él durante meses.

Ralph no para de llorar: "Lo hace a cántaros. No para de revivir una y otra vez lo que ha pasado".

Protestas en las calles

Este nuevo e inexplicable episodio racista en Estados Unidos ha hecho que miles de personas salgan de nuevo en la calle pidiendo justicia y acciones concretas contra este tipo de actos. Nadie se explica que estas cosas puedan pasar con tanta facilidad, por el simple hecho de equivocarse de puerta.

James Lynch, el primer hombre que atendió a Ralph cuando este, ya herido, salió corriendo para ponerse a salvo, dice que el joven no merecía lo que le ha ocurrido. Es lo que ha apuntado en su declaración ante las autoridades. Ha añadido, además, que en ese barrio es muy fácil confundirse de casa.

La madre Ralph, que da las gracias porque su hijo siga con vida, tampoco puede entenderlo: "Tenía que recoger a sus hermanos y, sin embargo, recibió dos disparos".