Impotencia y lágrimas de los más de 9.000 refugiados, la mayoría afganos, a los que Macedonia y Serbia niegan la entrada en su territorio. A la desesperada hay quien intenta saltar el férreo control, pero las autoridades de estos dos países no comunitarios sólo admiten a sirios e iraquíes, mientras el resto se agolpa en los pasos fronterizos.