En mitad del día, muchos mexicanos veían cómo todo se les venía encima, llenándoles de angustia. Se encomendaban a las alturas, mientras en centros comerciales todo se hacía añicos. Los turistas se parapetaban donde podían. Y desde los balcones, daban cuenta de las apresuradas evacuaciones.

Almudena Barragán, una española que vivió el terremoto en México relata los momentos de pánico que se vivieron: "Muchísimo miedo. Sobre todo cuando se han empezado a romper ventanas y han empezado a caer cosas. Se movía todo, los cuadros, las lámparas como si fueran péndulos".

A vista de dron, los daños son más impresionantes. Marta Loscertales, otra de las españolas residente en México, asegura que muchas viviendas sufrieron grandes destrozos: "Nuestra casa acabó bastante mal, toda agrietada, las escaleras todas colgadas. Lo único que escuchaba eran escombros y la gente llorando".

Los vecinos han hecho piña con los servicios de emergencias. Así lo cuenta Rosa Piqueras, española superviviente del sismo: "Llama la atención como esta ciudad, de 22 millones de habitantes, se está moviendo como un sólo hombre. Todo el mundo está trabajando".

Solidaridad, cadenas humanas, pero también denuncian pillaje, según asegura Marta Loscertales: "La gente está robando en los supermercados, las farmacias. Entran diciendo que son de Protección Civil y asaltan". Pese a todo, y mientras siguen buscando entre los escombros, los mexicanos, cantan a la esperanza.