Los pacientes "insalvables" ya no podrán ir al hospital en Los Ángeles. Así lo ha ordenado el servicio de Emergencias de la ciudad estadounidense a las ambulancias.

Una decisión dolorosa provocada por el colapso de los hospitales, donde solo quedan 17 camas de UCI en todo el condado. Hilda Solis, supervisora del condado, ha asegurado que "los hospitales están declarando desastres internos".

La cifra es espantosa. Se suman 100 muertes diarias, y el ritmo va creciendo sin control. Por eso, la directora de Salud del condado, Bárbara Ferrer, ha augurado que es probable que en enero se sufra la peor situación de toda la pandemia: "Eso es difícil de imaginar", ha lamentado.

Algo que ha llevado a las autoridades a reconvertir cualquier espacio en hospitales de emergencia con la ayuda del ejército. Así, se usarán salas de iglesias como centros médicos.

Medidas que tratan de afrontar una situación extrema. Ya no hay ambulancias suficientes y las colas de espera a las puertas de las urgencias llegan a las ocho horas.

Todo con las reservas de oxígeno agotándose y el mismo día en el que se ha detectado el primer caso de la variante británica en el condado.

Solo en Los Ángeles se concentra la mitad de casos nuevos de todo el Estado de California: 828.000 contagios y 10.850 muertes, una persona cada 15 minutos.