Meghan Markle ha subido sola la escalinata hacia la capilla San Jorge y detrás de ella iban Braian y Jon, dos niños gemelos hijos de su mejor amiga. Ellos se han encargado de llevar el velo con bordados que representan a los 53 países de la Common Well.

Entra en la capilla sola, algo inédito ya que es la primera vez que alguien de la realeza británica actúa así. Es el primero de los guiños feministas de Meghan Markle. "Sí que va a cambiar un poco la imagen o el esquema más tradicional que pueden tener las bodas en el Reino Unido" explica Carmen Enríquez, periodista.

El vestido, diseñado por la británica Clare Waight Keller, la primera mujer en llegar a la dirección artística de la histórica marca francesa Givenchy y la tiara prestada por la reina Isabel II hecha en 1932 y con un broche en el medio de 1893.

A medio camino la ha recibido su suegro, el príncipe Carlos ante la imposibilidad de hacerlo su padre por problemas de salud y tras la polémica por unas fotos filtradas a los paparazzis.

Ahora ya es la duquesa de Sussex una actriz divorciada, activista y feminista: "Es una chica muy abierta, una persona que está declarada abiertamente a favor de la independencia de las mujeres" asegura Carmen Enríquez.

Markle, de 36 años, nació en Los Ángeles, California, estudió en un colegio católico femenino y se graduó como comunicadora. De padre estadounidense y madre afroamericana, ha dedicado parte de su vida a luchar por la igualdad de género y el trabajo humanitario. También ha trabajado con Naciones Unidas y fue ovacionada por su discurso en el día internacional de la mujer en 2005.