Hay desplegados 89.000 agentes, los comercios están cerrados, también los principales monumentos y museos, y hasta se ha retirado mobiliario urbano. Y Daniel, a esta hora hay más de 500 detenidos.

Los 'chalecos amarillos' han madrugado en París y un sábado más, el cuarto, tienen a todo el país y al mundo pendientes. A las ocho de la mañana, gases lacrimógenos ya en las calles de la capital gala. Una marabunta de 'chalecos amarillos' intentaban llegar a los Campos Elíseos y la Policía ha dejado claro que no va a ceder.

Al menos 8.000 agentes vigilan el país y, por primera vez en 40 años, las fuerzas del orden cuentan con una docena de blindados, preparados incluso para atravesar barricadas. Una respuesta fuerte, ha dicho el ministro de Interior galo que, durante toda la madrugada, ha recorrido los dispositivos de seguridad.

París se protege: metros y trenes interrumpidos, las zonas más sensibles como la Bastilla o el Arco del Triunfo permanecen cortados al tráfico. Pero el Gobierno ya no es el único que tiene miedo. Portavoces del movimiento 'chalecos amarillos libre' aconsejaban a sus seguidores no participar en las manifestaciones de París. Hablan de trampa e incluso de muertos.

A pesar de esto muchos han querido estar allí, para demostrar que no son violentos: "Queremos manifestarnos pacíficamente". Para ellos ha sido el Gobierno el que con su indiferencia ha permitido que este movimiento se radicalice.