En septiembre de 2017 varios diplomáticos de la embajada de Estados Unidos en Cuba se retiraron porque presentaban mareos, jaquecas, vértigos, entre otros síntomas.
La inteligencia estadounidense lo calificó como un "ataque sónico" por parte del Gobierno cubano. Sin embargo, según un estudio de la Universidad de Berkely, en California, y la Universidad de Lincoln, en Reino Unido, se trataba de grillos.