Arranca la segunda jornada de la Conferencia de Seguridad de Múnich con una idea clara sobre la mesa: el rechazo a la agresión rusa a Ucrania. Una ofensiva que muchos países y mandatarios internacionales asumen que será larga y en la que Ucrania seguirá necesitando recursos.

El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, ha subrayado en este contexto la urgencia de enviar más armamento a Ucrania: "Putin está planificando más guerra, nuevas ofensivas. Así que debemos dar a Ucrania lo que necesitan para ganar".

Misma tesis que sostiene la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, quien dice que para frenar los planes imperialistas de Putin hay que alisarse con la industria de defensa. "Ahora es el momento de acelerar la producción y aumentar la producción de productos estandarizados que Ucrania necesita ya", ha defendido.

Otros líderes también avisan: no hay tiempo que perder. Emmanuel Macron, presidente de Francia, ha subrayado que "necesitamos absolutamente intensificar nuestro apoyo y nuestro esfuerzo para ayudar a la resistencia del pueblo ucraniano". También el presidente de Polonia, Andrzej Duda, ha asegurado que sin el apoyo comunitario "Ucrania no puede defenderse".

Incluso China, siempre con equidistancia, asegura que hará esfuerzos para alcanzar la paz en Ucrania sin que haya vencedores ni vencidos, pero sí un reconocimiento de su integridad territorial.

El presidente ucraniano, Volodímir Zekenski, volvió a insistir durante su intervención telemática en la conferencia que la única manera para Ucrania de tener opciones de parar la agresión rusa es recibiendo el armamento necesario. "Tenemos que hacer todo lo posible para lograr el colapso de la agresión rusa antes de fin de año, pero solo es posible si Ucrania recibe el armamento necesario", afirmaba.

Lo cierto es que todo lo que se decida este fin de semana en Múnich será fundamental para el pueblo ucraniano y los soldados que luchan día a día en las trincheras, y que necesitan urgentemente más armamento. Mientras que las tropas de Kyiv disparan 5.000 obuses de artillería diarios, los rusos lanzan cuatro veces más.