El número de contagiados en el mundo por COVID-19 se acerca ya a los tres millones de personas. El virus se ha extendido por todo el planeta en cuestión de meses pero, aunque prácticamente todos los continentes conocen la amenaza, no todos los ciudadanos respetan las medidas de seguridad aplicadas para evitar los contagios.

Para quienes se saltan el confinamiento en Cumbal, Colombia, "se aplican tres látigos y también un castigo de cuatro días de trabajo comunitario", explica el gobernador de la comunidad indígena. Además, tienen que rezar y prometer que no volverán a hacerlo.

También rezan los chilenos en la calle, a las puertas de las iglesias: mientras que unos extreman los cuidados, otros lo hacen sin respetar al distancia social.

En Estados Unidos también hay irresponsables. En California las playas se han abarrotado, aunque todavía hay quien permanece en sus casas y desde los balcones sigue ofreciendo conciertos para animar a mantener las medidas de seguridad.

Solidarios con los más vulnerables

Frente a los imprudentes hay quién sigue movilizando para ayudar a los más vulnerables. Médicos cubanos han partido hacia África para luchar allí contra la pandemia.

El coronavirus, que ha infectado a más de 30.000 personas en el continente, golpea a países como Nigeria, y la Cruz Roja no baja los brazos. Además de equipos sanitarios, se entrega comida para los que más la necesitan.

Tampoco descansan en Portugal, donde se registran más de 23.000 contagiados. En la capital, Lisboa, voluntarios disfrazados de superhéroes, como Spiderman, Batman o Thor, han salido a trabajar por las calles para acercar comida a quienes no pueden salir de casa y también para dejar las calles limpias.