Se arrodillan, pero solo durante unos segundos en homenaje a los 151 estudiantes detenidos en el instituto francés este jueves. Lo han hecho en Burdeos, en Toulouse. Se han arrodillado pero sin dar tregua, ya que aquí la calle también se ha llenado de barricadas.

El uniforme amarillo ya no solo se lleva en Francia, también en Bélgica. Ha llegado hasta el barrio europeo de la capital de la Unión. A la fuerza, los agentes, han impedido que entraran en el corazón de la instituciones europeas.

Contagiados de la oleada de protestas en pleno diciembre, pretenden combatir los recortes, las subidas de precio y la falta de respuesta social. Además, piden la dimisión de su primer ministro, Charles Michel, y del presidente francés Enmanuel Macron.

A la resistencia pacífica le han seguido duros enfrentamientos. Los cañones y el gas lacrimógeno parecía servir de poco con el interminable paseo de arrestos.

Imagen que contrasta con Róterdam. Los holandeses han repartido flores. Aquí es donde se ha visto la cara más amable de la rebelión de los 'chalecos armarillos'.